Karenina Aponte resalta su perseverancia y dedicación al servicio público

Por Jesika Millano
AL DÍA TODAY

Karenina Aponte es la mano derecha de la juez Nancy Maloney del 18th Court Circuit Court in Florida.
Karenina Aponte es la mano derecha de la juez Nancy Maloney del 18th Court Circuit Court in Florida.

VIERA — Comenzar una vida nueva es una idea tentadora pero cuan-
do se llega a un país desconocido, con las manos vacías y sin dominar el idioma, suele convertirse en una experiencia aterradora en la que se tienen dos opciones: atemorizarse y dar media vuelta, o envalentonarse y seguir adelante.

Esta última fue la decisión que tomó Patricia Pérez para enfrentar los momentos más difíciles y alegres en la tierra del sueño americano pero con la convicción de haber tomado la mejor decisión para el futuro de su única hija: Karenina Aponte, quien nació en Valparaiso, Chile pero su niñez transcurrió en Viña del Mar.

“Reflexioné los pro y contras de nuestra salida de Chile.  Yo había vivido en Estados Unidos cuando joven y me pareció un país de muchas oportunidades para el futuro de mi hija y además significaba un buen cambio para mi también”, contó Pérez.

Describe que su vida al regresar a Estados Unidos tuvo un giro de 180 grados puesto que en su país tenía su propio negocio desde hacía más de 15 años.

Además paralelamente se dedicaba a la confección de disfraces.  “Vivía cómodamente pero aquí me dedique a limpiar casas, a trabajar en tiendas y hoteles”.

En ese entonces, Karenina Aponte tenía apenas 11 años de edad. Su madre describe que durante su primaria en Chile se destacó por sus excelentes calificaciones que redundaban en reconocimientos y diplomas.

“Al principio no le fue nada fácil por el cambio trascendental del idioma pero ella valoró la buena base que traía desde Chile y logró destacarse acá también. Se graduó de Cocoa Beach High School con honores y recibió dos becas para entrar al College. Y yo con el tiempo obtuve mi certificado de Phlebotomist and License Practical Nurse y trabajé por muchos años en el área medica pero por razones de salud, decidí regresar a trabajar en una compañía de electrónica donde actualmente laboro ensamblando y soldando en circuitos electrónicos”, narró Patricia Pérez.

Hoy, en sus casi 30 años, Karenina tiene dos Associates’ Degrees, el primero en Artes, y el segundo como Asistente Legal, ambos del Brevard Community College. Lo-gró conseguir un Bachelors en Justicia Criminal en University of Central Florida y recientemente se graduó en la Maestría en Terapia de Salud Mental en Webster University.

Además es la mano derecha de la jueza Nancy Maloney, quien le ofreció el trabajo por su experiencia laborando con otros jueces en el Tribunal. Aponte es la encargada de preparar y mantener la corte del juez y el calendario profesional. Así como programar y coordinar mociones, audiencias y conferencias.

El proceso de adaptación en Estados Unidos lo describe como difícil. “El reto fue aprender un segundo idioma y lo peor fue estar lejos de mi familia y mis culturas”. Pero sin dudar, afirma que ha logrado todas sus metas gracias al apoyo incondicional de su madre Patricia y su esposo Da-
niel. “Sin ellos, no sé dónde estaría en estos momentos. Son mi motivación diaria”, precisó Aponte.

Para su mamá, Kare-nina posee una inteligencia emocional muy valiosa que le ha permitido salir victoriosa de grandes vicisitudes que la vida le ha planteado en diferentes aspectos. “Mi hija Karenina es muy humana y siempre está pensando en como ayudar a otras personas”.

En eso mismo coin-cide Karenina, al describirse a sí misma: “me gusta ayudar al prójimo”. Por ello, afirma que como proyecto futuro aspira tener su propia práctica privada para dar terapia sobre salud mental.

“Mi pasión por esta práctica empezó cuando trabajaba como secretaría en el Tribunal y observaba los casos. Era interesante escuchar los testimonios de los psicólogos, de los terapeutas y de los acusados y ver como cambiaban con ayuda de la terapia. Desafortunadamente no es así en todos los casos pero pienso que si una persona realmente quie-re cambiar, lo logra con dedicación, esfuerzo, y el apoyo de  las personas que le rodean”, comentó.

Tras un proceso largo y estresante, recien-temente Karenina logró obtener la ciudadanía americana gracias a su esposo Daniel con quien lleva 5 años de casada.

“Nuestra historia de amor es divertida. Nos conocimos en una discoteca, yo estaba bailando bachata sola en la pista y él se me acerco y me dijo: qué lindo ver a una persona que sabe bailar”, contó.

Otra de sus metas es enseñar yoga, discipli-
na que practica desde hace dos años y que considera fundamental para ser mejor persona y hacer de este mundo uno mejor.

“El yoga me ha dado paz interior, ha mejorado mi sistema inmunológico, mi intuición, mis relaciones y también ha aumentado mi energía”, explicó.